Fernando Torres Cruz Por Natalia Luna

Tres mil doscientos dólares es mucho dinero. El día que nos cruzaron nos bajaron en el desierto de San Luis, nos dieron un galón de agua y una brújula. Yo nunca había visto una brújula. El pollero nos dijo, tienen que caminar pa’ allá. Duerman de día y caminen de noche. Caminamos cinco días. De primero éramos ocho, todos hombres. Pero el hambre y el calor te quita lo hombre. Para el segundo día dos se habían ido a buscar a la migra para entregarse. Pero tres mil doscientos dólares es mucho dinero. El tercer día le recé a Dios que no me dejara morir y a la Virgen de Guadalupe que me dejara vivir. No hablábamos entre nosotros, hablar nos daba sed.

Ya del otro lado, estuvimos esperando una camioneta que nunca llegó. Pero la que sí llegó fue la migra. De la primera nos escondimos, de la segunda también. De la tercera intentamos correr. No había comido en seis días, pero corrí con el miedo y el hueco en el estómago. Tres mil doscientos dólares es mucho dinero. Nos esparcimos pero igual no agarraron a los cuatro que quedábamos. Quise llorar pero no pude. Era la primera vez que intentaba cruzar.

En la prisión me dieron un jugo y un sándwich que me supo a gloria. Me revisaron todito el cuerpo, yo nunca le hecho a eso de la drogas, sabía que no me iban a encontrar nada. Tomaron todos mis datos y hasta una fotografía. A media noche nos subieron a un camión que nos trajo de este lado. Eran las cuatro de la mañana y yo tenía ni para marcarle a mi hermana. Ella está en Yuma desde hace seis años, se junto con gabacho. Ya está por nacer mi tercer sobrino y es hora que no conozco a ninguno. No tuvimos padres, siempre fuimos ella y yo solos.

Fernando Torres Cruz parece rondar los treinta seis años, pero estoy segura que son muchos menos. Dice que es originario de Jalisco, pero no disimula nada bien su acento sudamericano. Hace tres meses que su hermana dejó de responder sus llamadas. Hace tres meses que Fernando Torres Cruz pide dinero en la calle para regresarse a su tierra. Hace tres meses que camina las grises calles de la zona centro. Tres meses que duerme en las frías bancas del Parque de los Niños Héroes.

Pez Banana