La obra de teatro “No ser sino parecer”, dirigida por Paulo Galindo y escrita por Sergio Galindo, como el título lo indica, en apariencia es una pero en realidad son dos piezas dramáticas que vemos en una sola función.
La primera trata de un actor y su escudero de poca monta, quienes viajan de pueblo en pueblo de la sierra de Sonora en busca de nuevos públicos. En una de esas localidades habita un candidato que aspira con convertirse en presidente municipal. Este último, junto a su secretario particular, planean no sólo ganar sino aprovechar los tres años para robar del erario público.
La trama da un giro cuando el actor y el candidato tropiezan en su andar y encuentran parecidos reveladores en su físico. Esto lo aprovecha el candidato para invitar al actor a ser su doble. A partir de este momento inician las confusiones y las escenas cómicas entre los cuatro actores.
La segunda obra trata de un político en un municipio de la sierra de Sonora, que es al mismo tiempo un actor que busca su legitimidad sin poder desprenderse de su pasado histriónico, y un tirano al que le descubren sus fechorías, por lo que tiene que huir.
No ser sino parecer cuestiona, utilizando como canal diálogos en versos octosílabos que recogen tonos regionales, si la política no es más que un montaje, una mera representación que el público (ciudadanos) vemos desde nuestras trincheras. Es por eso que hay un escenario sobrepuesto al escenario mismo. El político y su asistente corren, se esconden, festejan, planean frente a un público espectador que no hace más que reír por los enredos accidentados de la vida misma.
Así como en sus obras anteriores, la principal herramienta de Sergio Galindo es la potencialización del lenguaje sonorense. Los personajes hacen uso de frases y palabras propias de la región, pero abarcando una amplia gama de significados. Utiliza el vocabulario sonorense tanto de manera jocosa, como dándole una connotación profunda.
Ante los cuestionamientos de quién es en realidad el político y el actor, las referencias al gobernador anterior de Sonora y al mismo Presidente de la República quedan como meros pretextos para conocer en realidad las expectativas y la avaricia de los personajes. En el escenario político real dichas referencias han quedado como un acto más de una obra mayor que rebasa su complejidad.
La obra se arriesga en el uso de la ironía, ya que le da un nuevo respiro al teatro actual en Sonora que se ha alejado de la crítica política. Así como en ser la primera obra en mucho tiempo en ofrecer una temporada completa y estar en cartelera un mes continuo; además de ser una puesta en escena que dura 100 minutos.
Aunque bien pudieran ser dos obras diferentes, “No ser sino parecer” es una puesta en escena que cumple con la función de ser un espacio para la representación de nuestra actualidad y la formulación de nuevos cuestionamientos. ¿Quién no se ha reflejado en el teatro?
*Josué Barrera (Torreón, 1982). Es autor de los libros de cuentos Conducta amorosa (2007), Pasajeros (2010), La brevedad constante (2011) y Uno de nosotros (Tierra adentro, 2014), y compilador de la antología de cuento sonorense Naves que se conducen solas (2011). Actualmente es Coordinador Estatal de Literatura en el Instituto Sonorense de Cultura.