Doom Patrol: los marginados toman el control

En 1963, las dos grandes casas editoriales de cómics en Estados Unidos publicaban un par de series con las que comenzaban a crear una nueva clase de súper héroes. Marginados, extraños, distintos a los demás, odiados. Marvel publicó los X-Men con el resultado que ya sabemos. Una de sus series más exitosas, llegando hasta el cine con varias películas, las cuales no les ha ido tan bien como a los cómics. DC tomó un camino más arriesgado con Doom Patrol; una de las historietas más extrañas y bizarras que se han publicado desde esa década a la fecha. Debido a esto, a la rareza de sus personajes –súper villanos incluidos- la serie se ha convertido en contenido de culto; aún sin el éxito masivo como el que gozan los mutantes de la casa de las ideas.

Desde sus inicios a la fecha, Doom Patrol ha sido cancelado en casi todas las décadas y vuelto a reactivar en lapsos cortos desde su publicación. Con Gran Morrison como escritor/guionista es cuando más tiempo duró entre las décadas de los ochenta y noventa, también fue la mejor época de este raro equipo, donde aprovechando las historias detrás de cada uno de los integrantes, Morrison logra ponerle un poco de sabor, entrándole a lo políticamente incorrecto para hacer una crítica al sistema. De pronto entre villanos y héroes aparecieron homosexuales, travestis, personalidades múltiples entre muchas otros temas que no se tocaban de manera directa en los cómics. Este momento histórico lo permitía y la serie, condenada a ser cancelada por siempre, era un espacio para hacerlo. Al menos así lo vieron los creativos y desde ahí trabajaron durante cinco años, dándonos los mejores momentos de la patrulla.

En Doom Patrol todos los protagonistas son personas marginadas, que no encajan en con las normas establecidas. Sus poderes, aunque puedan ser a simple vista grandes poderes, son los causantes directos de sus problemas. Aquí todos intentan sobrevivir defendiendo lo que son. Ellos no pretenden salvar al mundo (los villanos tampoco quieran conquistarlo), solo intentan ser felices, adaptarse y aceptarse en un mundo que los rechaza. Poco a poco se fueron ganando un lugar más allá de los freaks, los geeks que leen cómics para irse convirtiendo, especialmente a finales del siglo XX, en un símbolo de las resistencias de las minorías, esto con personajes tan absurdos como complejos. ¿Un robot con cerebro que tiene problemas de ira? ¿Una chica elástica que no controla su poder? ¿Un gay con un ser radioactivo dentro de él? ¿Un villano coleccionista de mariposas? Todo esto aparece en el cómic. Súper villanos que no están interesados en conquistar el mundo, sólo hacerlo más divertido. Claro que una serie con estas premisas está condenada a pocas ventas, pero también a ser considerada de culto, el secreto mejor guardado de los freaks reales.

Este secreto salió a la luz en el 2019, cuando HBO juntó a DC deciden llevar a cabo el live action de la serie. Su primera introducción la hace en Titans donde aparece el Niño Bestia como un recuerdo de aquellos Doom Patrol de los 70´s. un año después aparece su serie donde retoman el sentimiento de Grant Morrison para mantenerla no sólo como una serie extraña, sino con declaraciones sociales muy fuertes, mantienen esa fuerte corrección política que cuando es real se permite ser políticamente incorrecta, más allá de simulaciones como en las que está metida Marvel con los X-Men (https://www.liberaradio.com/la-falsa-correccion-politica-y-los-x-men/) la llegada de Doom Patrol a la televisión es un respiro entre toda la confusión generacional que se vive en estos días.

Con un elenco muy aceptable que va desde Diane Guerrero (Orange is the New Black), Matt Bomer (White Collar), el ícono de los noventa Brenda Fraser (¿Necesita presentación?) Timothy Dalton (Uno de los mejores James Bond de la historia) entre otros. Historias muy apegadas a la saga del serie en que se basaron, cuidando que esto fuera lo más cercano, sin perder de vista que se trata de dos formas de arte distintas, una muy buena producción. Con Doom Patrol, HBO se acerca a lo que lograron hacer Netflix y Marvel con las series de Daredevil, Jessica Jones y Punisher: Capturar la esencia de los cómics y traducirla de la forma correcta.

Por muchas razones, que ya han sido referidas por personas con más talento que yo, Doom Patrol se ha convertido en un ícono del movimiento queer y es que desde Larry Trainor, Danny the Street, Mentallo, entre otros personajes queer; además de muy bien construidos, con un manejo correcto sin caer en la burla, ni en el ser políticamente incorrecto sólo por serlo, al contrario, no hay nada más incorrecto que una calle NO binaria, al menos a botepronto es lo que podríamos pensar, cuando resulta que esa calle viviente, capaz de teletransportarse a cualquier lugar del planeta Tierra, sirve de refugio para personas gays, lesbianas, trans, queer, entre muchas otras, todo cobra sentido. La lucha misma que Larry mantiene por salir del closet, por aceptar sus culpas, el pasado que no lo deja vivir en paz, es parte de esto. No voy escribir más, Kennedy Hill ya escribió un buen artículo al respecto que pueden leer en este enlace: https://www.popsugar.com/entertainment/how-doom-patrol-represents-queer-community-47627217

Otra de las características que quiero rescatar de la serie, que espero sea la puerta para que lean el cómic, tiene que ver con la forma tan acertada de abordar un tema que en los últimos años ha venido cobrando importancia: los padecimientos mentales. Es valioso que los escritores de esta primera temporada, que en la segunda mantienen la misma tónica, conserve ese sentir de las historias gráficas; haciéndolo desde el cuidado, del entendimiento, sin caer en la burla o lo minimización de los problemas; además que lo hacen desde la recuperación de la violencia que viven muchas personas que presentan algún padecimiento mental y/o una neurodivergencia.

No sólo se ve en el personaje de Kay Challis/Crazy Jane que es el más evidente y donde cada una de sus 64 personalidades presenta alguna neurodivergencia. También está la relación bipolar de Trainor con el Hombre Negativo o la ira descontrolada de Cliff Steele al no aceptar lo que se le presenta. La propia Rita Farr. ¿Cuántos nos sentimos como mierda pensando que físicamente somos horribles? La propia locura de Mr. Nobody que lo único que quiere es ser aceptado, no espera más, es lo que lo lleva a convertirse en un supervillano. Doom Patrol nos lleva a la reflexión, a identificarnos con alguno de esos perdedores marginados. Justo ahí está lo valioso de la serie.

Contradiciendo a Alan Moore y sus críticas a los live action de superhéroes ¿podemos clasificar a los héroes de Doom Patrol como súper? No lo sé, pero su gran acierto es justo que no infantiliza, no nos vende grandeza inexistente, irreal, al contrario, nos invita a una reflexión sobre los marginados, sobre las minorías, a sentir empatía por todos aquellos que viven el rechazo continuo. Más allá de admirar la belleza de Scarlett Johanson como Black Widow es importante darnos cuenta de todo lo que se oculta detrás. Para eso tenemos a este grupo fracasados, incluyendo un Cyborg que se siente más cómodo entre freaks poderosos que con los superhéroes de mallas y moral a prueba de balas.

2020, año de la pandemia.

*Jorge Tadeo. Activista, escritor, ensayista, anarquista, biólogo, panadero casero, coordinador de LIDECS. Adicto al café, el té, el vino tinto y la que él considera buena música.

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