97.7 FM, la radio comunitaria incómoda

El pasado 25 de marzo, en Hermosillo, Sonora, entre las 11:30 y las 12:00 de la noche, personal del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), acompañados por un convoy de patrullas de la Policía Federal, entró en las instalaciones de la emisora radiofónica que ocupaba la frecuencia del 97.7 del FM. Misma que tenía un giro de Radio Comunitaria sin fines de lucro. A partir de ese momento, cientos de radioescuchas fieles a dicha frecuencia se han venido organizando para exigir cambios en la Ley Secundaria de Telecomunicaciones. El objetivo: que proyectos comunitarios de comunicación puedan ejercer el derecho a la libre manifestación de ideas.

Después del incidente, los creadores de esta radiodifusora emitieron un comunicado donde se lee: “Este proyecto inició su proceso administrativo hace más de dos años, tratando de obtener la legalidad plena de la autoridad correspondiente, sin dejar de caminar al lado de la legitimidad que nos dieron las personas que nos acompañaron en los micrófonos y en los oídos.

A nuestros casi 100 colaboradores y colaboradoras que de manera voluntaria, en base a esfuerzo, constancia, compromiso, daban vida a nuestra radio, a nuestros miles de radioescuchas y a las muchas conciencias que nos apoyaron día a día haciéndonos crecer, les decimos: Nuestra lucha por la democratización de los medios, por la construcción de ciudadanía sigue en pie, pese a lo sinuoso del camino.”

Las acciones que han emprendido los radioescuchas del 97.7 FM, frecuencia que comenzó transmisiones hace dos años con apenas 150 watts de potencia, están encaminadas a generar foros de discusión y análisis sobre las necesidades que debe cubrir una nueva Ley secundaria de telecomunicaciones. Una donde se reconozcan los esfuerzos de autogestión destinados a ejercer un contrapeso a los poderes en turno; además de generar debate sobre temas sociales.

El 97.7 FM mantenía, sobre todo, un tono crítico donde se daba espacio a distintas voces de la comunidad, mismas que se han venido organizando ahora desde las redes sociales, donde informan sobre la pertinencia de un espacio libre del humo comercial y mediático. Uno donde las voces detrás de los micrófonos sean reales y no respondan tan claramente a intereses comerciales o políticos.

El 97.7 FM surgió como consecuencia de la inminente estructuración comercial de la otrora radio comunitaria, Radio Bemba, cuyo fundador expulsó a los que más tarde iniciarían con el 97.7 FM. A partir de esa separación, Radio Bemba se convirtió más abiertamente en una empresa que ofrece una programación de radio alternativa, cambiando su nombre por el de Zoom 95.5. Con formatos más dirigidos y comerciales, donde la música es la prioridad, los espacios para reflexionar temas a profundidad ya no tenían cabida en Zoom 95.5 FM. Fue así que aquellos que requerían seguir opinando y profundizando en temas noticiosos y sociales, emigraron al 97.7 FM.

La democratización de los medios es el punto neurálgico de las radios y proyectos comunitarios. Dicha democratización es la que los simpatizantes del 97.7 FM buscan generar con una Ley donde esta figura, la de radio comunitaria, sea respetada en lugar de perseguida. Donde se reconozca la valides social, educativa y crítica de un foro de expresión abierto a las ideas.

Los radioescuchas del 97.7 FM; además de otros interesados en proyectos comunitarios, buscan cambios en la Ley de Telecomunicaciones. La lógica responde a que si se busca, por lo menos en el discurso, que la comunidad esté mejor organizada y goce de sus derechos básicos, se le tienen que otorgar los espacios, de manera legal, para que busque sus propios medios de difusión.

Todo esto sucede en un marco poco favorable. Perseguir, coartar, destruir, resultan acciones de retroceso; así como el anuncio presidencial de buscar tener un control más riguroso sobre el flujo de información que generan los medios, so pretexto de la seguridad nacional.

Pez Banana