Pets
hace un año John Maus canceló la fecha
esos eran mis problemas
ni mejores
ni peores
your pets are gonna die
en la ventana de enfrente
una niña se inclina sobre el suelo
para desarmar el rompecabezas de algo
parecido al mundo
la ciudad y sus pájaros grabados en el aire
reproducen en loop
Your Woman
mientras los ficus cagan las banquetas
deseo que éste sea el momento
que no haya peor día que ahora
para una infección vaginal
para que las resacas fluyan
naturales
ríos de baba
deseo que éste sea el momento
en que las palabras se retraigan
y vuelvan a los viejos
velices junto al miedo
y las costuras deshechas para ver patrones
desmantelados
las construcciones siguen emanando
de sus cuencas vacías
campanadas de odio metálico
mientras familias de músicos
tocan al cielo por una lluvia de monedas
que no cae
esto sigue siendo como antes
¿antes de qué?
pienso en las palabras de Arundhati Roy:
en India miles mueren
por enfermedades curables
desnutrición
tuberculosis
el virus es la agenda impuesta
por Occidente pero
ése no es mi pensamiento
es el eco de la persona
linterna
al otro lado de la cama
en esta noche con sus noches
acá hay dengue
nos decimos y nos preguntamos
por nuestras madres
revoloteando alrededor de una luz tenue
al otro lado
del rincón donde me hallo
desprovista de espuma
y de esperanza
escondida
deliberando qué porcentaje
de realidad existe en el hecho
de que un instinto maternal
se me despierte
o acabe de morir
ante la foto de un bebé con mascarilla
y una cinta azul
y si acaso eso importa
Hello Kitty resiste
cualquier emergencia sanitaria
eso pienso
embrocada en la mugre
mientras me acicalo
con las patas las orejas
contenta, hasta eso
siendo mi propia
absurda mascota.
*Xitlalitl Rodríguez Mendoza (Guadalajara) es poeta. Su libro más reciente, Jaws [Tiburón], obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano en 2015.
paty chapoy
este poema seguirá en funciones tras la muerte de paty chapoy
a menos que exista un soldado
al fondo de la televisión de bulbos
que no recuerde aquella tarde de alta moda policiaca
con un vistoso operativo de serpentinas a juego
varios oficiales consternados tenía el aire
algunos de ellos se arrastraban con la rabia boca arriba
como gatos gordos con pastillas de menta
paty chapoy en el patio era patti smith
pero gritando
helicópteros helicópteros helicópteros
mientras el rodaje de la noticia
avanzaba con extras y enconos
paty chapoy es el auténtico recital de un cuerpo en convocatoria
es una madrota díptera en la programación de la tarde
usa zapatos de diseñadores mexicanos en razo blanco o piel cruda
y bolsos de barro de sus artesanos de san miguel aguasuelos
decoración que sobró a la administración
anterior de jardines y bosques colgantes
de méxico
pero hace veinte años la forzaron a cierto repliegue al fondo de sí misma
.
helicópteros en el cielo
cinco o más se agitaban a modo de comparsa de la biblia
mangostas y hélices
ruido de apocalipsis ahora
mejores uniformes
peor guion para proyecto de nación –aplausos
no pudieron explicar la fotografía lamentable
la sonorización de las tardes o los primeros asesinatos en masa
una dama esbelta salió de casa con las manos en alto y que la dejen en paz
.
en asuntos de copyright © y sus términos de uso
en procedimientos de actores y telenovelas acerca del clima
la ley se presenta implacable oscureciendo el cielo con sus motores
la ley se afana en subir/regresar las pelotas de dios al cielo de jardines verdes
al abierto de tenis pagano que siempre sí
.
paty chapoy conoce la histeria en que se mueven dichas coordenadas
paty chapoy es madre de una estrella de rock lamentable pero guapa
paty chapoy venció al rock alternativo y lo sabe
paty chapoy tiene más de setenta pero no falta a clase de yoga
paty chapoy ha dejado atrás los conflictos con la autoridad
paty chapoy organiza su propio premio nacional de poesía
y lo gana
*Antonio León (Ensenada). Es poeta. Edita la sección de poesía en la revista El Septentrión y colaborada esporádicamente en noisey\vice. En 2016 fue el ganador del Premio estatal de literatura (poesía) en Baja California con el libro El Impala rojo. Consomé de Piraña, editado por Carruaje de pájaros y el Instituto Sinaloense de Cultura, es su libro más reciente.
¿habrá sentido de a poco la muerte?
el personaje de la serie favorito de pronto se muere ahogado luego de luchar por su amor en una barca llena de migrantes
no lo sé
lloro a mares por ese hombre llamado russell tovey en un ataque de nervios fugaz pero potente
no debo usar adjetivos
sólo debo usar a esa candidata del infierno tratando de que yo la vote para que mande a los perdedores a un campo de concentración
a un campo de infectados
en la cama me retuerzo como si mi cuerpo también estuviera infectado
las piernas rojas
los tobillos hinchados
la cara que hace un gesto hacia la vejez súbito impredecible en una ristra de años que se agolpa tan fuerte
la acumuladora de nostalgias soy
vivir esos veinte años y luego recordar la existencia explotada
hay un muro entre lo que pasa en el mundo y lo que se enciende en esta casa prestada
llamas
violaciones
homicidios
todas las mañanas escucho en la radio las noticias
tras la vereda
pienso en la niña descuartizada
¿habrá sentido de a poco la muerte?
eres demasiado humana porque le deseas una pulverización veloz
como ese lirio de papel que alguien te regaló que jamás se sintió una flor
solo la representación de la flor
tus manos que no saben hacer nada manual
tus manos que teclean la antesala del olvido
tus manos que rezan a alguien que no existe
eres el enigma de un gesto de fantasma en el aire
como si también tú te fueras con el viento
*Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. En México dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora del Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa.
Ayer / Ahora
Cuando teníamos dieciocho años
Nos fuimos a San Carlos
En un viaje de la escuela.
Cruzamos miradas
En la entrada de la prepa.
El muchacho de cabello extraño
Y yo,
la muchacha con gorra de los Dodgers.
En el camión nos encontramos nuevamente.
Él estaba perdido entre los lunares de mi cara
Y yo en su sonrisa sin gracia.
Miré por la ventana.
Había un manto de puntos amarillos
Bañando los cerros cerca de la carretera.
Cuando regresé la vista al muchacho
Estaba a un lado mío,
preguntándome si podía recostarse en mi hombro
un ratito,
no más,
soñar despierto,
un ratito.
Lo único que conservo de aquel día
Es la coraza de una almeja
Y el rostro del muchacho
Lleno de la luz
Reflejada por el agua.
Y sí,
también tengo grabados
En la yema de los dedos
Las imperfecciones de su rostro
Disfrutando del calor.
*Ariana Gálvez (Hermosillo). Es poeta. Actualmente cursa los primeros semestres de la carrera de literatura en la Universidad de Sonora.
Cesárea Tinajero
I.
El atardecer naranja sale
de la curva de tus pies medio chuecos
desde nacimiento,
Tu personalidad se encapsula
en la textura aterciopelada
de la blusa negra que usas
el día más caliente del año
Tus ojos son estrellas que se cierran
para los labios adictos a los chismes sordos
como las venas que los cuentan
para los poetas miados
con un chingo de pedos,
tu sonrisa es una fractura
en la realidad tangible.
Creo que te encuentro
cuando veo el cielo
pensando en los atardeceres
que solo se dan en Caborca,
donde recito mis frases simples
pensando en ti,
en lo ilógico de esta existencia
si no tengo un cuchillo para tallar el futuro
II.
Las palabras cortas en mis pensamientos
te odian por pertenecer siempre al sueño,
a lo estéril de las páginas giratorias,
yo rapo mi lenguaje
para que le crezca el pelo chino
y se enrede alrededor de ti,
te consuma y con sensibilidad pregunte
si está bien escribirte cuando en el naranja
usas una sombra reciclada
Me preguntó si voy bien
no sé manejar
y la vez que lo intenté me estrellé con un árbol
todos se preocuparon porque rayé el vidrio
pero el árbol se tambaleaba,
buscando en sus raíces
una buena razón para aceptar mis disculpas
desde un escape ruidoso.
En la oscuridad mentolada de tu cuarto
me pregunto si Caborca sabía
lo que se perdió
Guardo en mi memoria tu mar de rostros
para soñarlos en el insomnio
y despertar buscándote,
esa nariz hueca
dónde se acuestan las aves a dormir
la sonrisa medio ilusa
made in china para que se caiga en la vejez.
Ni te imaginas
que arrastras 700 años de historia
en cada risa que se lleva un pedazo del desierto
III.
Te hiciste fantasma al medio día,
bajo el sol parte madres
no se perdona la falta del lenguaje
y sus palabras invisibles.
Tus ojos se adaptaron al sol,
sin mirar supiste que
este poema era más mío que tuyo,
un hábito mal aprendido
cómo inhalar el humo de los cigarros
de mi abuela
mientras ella lloraba porque
nunca hablaría con su amor verdadero,
nunca volvería al vacío
de un cariño claustrofóbico.
El 2012 se acercaba
el fin del mundo le crecía
como piedra en el riñón
El mundo no se acabó,
yo nunca aprendí lo que tocabas
en las puntas de mis dedos
¿tú también, encendías los focos en tu cabeza
para ver el futuro herido?
¿tú también te electrocutaste?
Sé que la luz sale cara
y algunas veces la vida no da de comer,
buscarte parece una broma
pero había algo,
había algo
cuando los pavimentos se tensaron y se relajaron
en la carretera sin recorrer de tu espalda
Cesárea,
donde tú creciste
no había quién te regara
planta seca,
igual necesitabas estas lágrimas.
Te lloré en baños públicos
camiones parques
y montañas
Hice de llorar un trabajo
a nivel estatal.
Tú necesitas más,
unos 20,000 poemas fracturados
y no esta poeta presuntuosa.
Las grietas se abren
buscando algún vestigio de tus pasos
todos se parecen a ti
Todo se borra —
el atardecer se esconde detrás de la ventana.
*Carolina Reséndiz (Hermosillo). Es poeta y coeditora de la revista Muridae. Ha publicado Verano desnudo. Estudia los primeros semestres de la carrera de Literatura en la Universidad de Sonora.